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domingo, 26 de abril de 2009

Viaje al Románico Palentino



Son las ocho de la mañana del 24 de abril. Nuestra hora de encuentro, las 8,30. Pero ya poco a poco vamos llegando todos hasta nuestro autobús, en la calle Marcenado. Puntuales. Ávidos de compartir tiempo y nuevos conocimientos. Y así, con extraordinaria puntualidad, iniciamos nuestro periplo, que nos llevará a tierras palentinas.

Nuestra primera parada, San Juan de Baños del Cerrato, donde tenemos la oportunidad de conocer esta iglesia visigótica, una de las pocas que se conservan y en la que subsiste una lápida de dedicación del templo por parte del rey visigodo Recesvinto en el año 661.

Mariano, nuestro guía, con sus explicaciones, consigue contagiarnos su entusiasmo y estimular nuestro interés y nuestra curiosidad.

Y… ¿por qué de “Baños”? Parece que  a pocos metros se hallan lo que fueron termas romanas y posteriormente fuente medicinal ("Baños". De ahí su topónimo). Se cuenta que por efecto de sus aguas, sanó Recesvinto de una afección renal y ello fue el motivo de la edificación del templo dedicado a San Juan Bautista.

Pero, mucho mejor que todo lo que mi frágil memoria me pueda ahora dictar, nos lo recordará con todo detalle esta página

(Pinchando en cada enlace coloreado, llegas a una página con explicación detallada. Y también puedes pinchar en cada foto para verla en tamaño grande)

Seguimos con dirección a Villalcazar de Sirga y su Iglesia de Santa María la Blanca, transición del  románico al gótico, que guarda, entre otros tesoros,  una imagen de la Virgen de las Cantigas de Santa María. Al parecer, en este santuario se inspiró Alfonso X el Sabio para escribir 12 de sus Cantigas. Su párroco nos la muestra con todo detalle.

En Villalcazar, nos topamos con un antiguo Hospital de Peregrinos (no olvidemos que nos encontramos en el Camino de Santiago.

Hoy  el hospital está convertido en el “Primer monumento al lechazo churro” donde nos espera un opulento yantar castellano.


Una rica sopa castellana,  un lechazo asado de la tierra y un Ribera de Duero, nos ponen a tono para continuar nuestra ruta.

En el autobús, nuestro conductor Miguel Angel ya nos espera para conducirnos hasta Frómista. Allí, una extraordinaria sorpresa nos espera:  La iglesia de San Martin.


Su belleza sobrecoge y su armonía es todo un lujo estético para nuestros ojos. Mariano, nuestro guía, especialista en arte románico y palentino de origen, nos la muestra con la vehemencia y la pasión del que habla con orgullo de algo muy suyo y muy querido.  

Por nuestra parte, tenemos la sensación de que ya sólo por ver esta joya habría merecido la pena nuestro viaje. La piedra hecha arte en manos de arquitectos y canteros, se ha colado ya en nuestras venas. Pero hemos de continuar. Abandonamos Frómista para dirigirnos a Aguilar de Campoo. Allí nos espera la Colegiata de San Miguel, en la que confluyen los estilos tardorrománico, gótico, renacentista y barroco herreriano.. Con su retablo mayor, renacentista.


Terminamos la visita, con la sensación de un día pleno en sensaciones y experiencias compartidas.

Quizá sea ya hora de descansar, de reposar todo lo vivido, de renovar nuestras energías para el prometedor recorrido que nos espera mañana. Y, así, nos dirigimos a Mave, donde nos alojaremos en un antiguo convento Benedictino convertido ahora en la acogedora hospedería “El Convento”. Allí, todo perfectamente organizado, nos esperan ya con las llaves de nuestras respectivas habitaciones. Y nos espera de nuevo la gastronomía castellana con una espléndida menestra de las verduras que crecen en esta tierra y una trucha asalmonada. Que como ya dijera Don Quijote a Sancho: “come poco y cena más poco, que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago”. ¡Ay! pero en estas tierras eso no parece ser posible…


SEGUNDA JORNADA (SÁBADO 25 DE ABRIL)

En Santa María de Mave, el silencio puede escucharse. Nada lo rompe. Sus gruesos muros nos preservan de los rigores del clima pero no tienen el trabajo de aislarnos de ruido alguno. No existe. A primera hora de la mañana, un herrerillo joven (y por eso quizá atrevido) vino a romperlo gratamente con sus "píos". Su casa estaría no muy lejos de nuestra ventana en aquel tejado cercano.

En el comedor, el pan recien tostado y el reconfortante café de la mañana.

Miguel Ángel conduce ahora nuestro autobús más hacia la montaña. El paisaje se va tornando más y más sinuoso y verde, más íntimo. Vemos grupos de cigueñas compartiendo el prado donde se aprovisionan de comida para sus pequeños. Frío. Mucho frío. Y de vez en cuando lluvia.

Por la carretera que se dirige a Potes, llegamos a San Salvador de Cantamuda y a su Colegiata de finales del Siglo XII o principios del XIII.
Llovizna. Y no importa.


Su enorme espadaña ha captado ya nuestra mirada.
Para poder visitarla, nuestro guía acude a pedir la llave al vecino encargado de su custodia.

Seguimos nuestra ruta hasta Moarves de Ojeda donde, inesperadamente, surge la magnífica portada de su iglesia dedicada a San Juan Bautista (no a San Pedro como algunos autores indican)


Un apostolario completo se dispone a ambos lados del majestuoso Pantócrator. El asombro que produce su contemplación, provoca comentarios de admiración aunque, quizá ninguno tan expresivo como el que provocó a Don Miguel de Unamuno quien, contemplándola, la definió magistralmente como "Encendida Encarnación".

Ateridos de frío pero satisfecchos, iniciamos de nuevo nuestro viaje hasta el Monasterio Cisterciense Femenino de San Andrés del Arroyo, tardorrománico. La desamortización de Mendizábal interrumpió su vida monástica en 1836 y se reanudó en 1858 llegando hasta nuestros días. Hoy la comunidad la componen 25 Hermanas según nos informó la que nos acompañó en nuestra visita.


Su claustro, de principios del XIII, es un bello y relajante reducto en cuyo interior parece haberse detenido el tiempo.

Y reanudamos nuestro viaje hacia lo que será la última visita: Santa María la Real del que sus primeras noticias documentales se remontan al año 1020. Hoy alberga el Instituto de Enseñanza Secundaria del mismo nombre.

El frío se nos ha calado hasta los huesos cuando regresamos al autobús. Pero el retorno a nuestro Hotel en Santa María de Mave, consigue que el calor retorne. Y lo hace con un plato de judías blancas que saben a gloria. Y con un solomillo ibérico con sendas salsas: la de queso y la agridulce. Es nuestra última actividad en el viaje a estas tierras.

No puedo terminar sin resaltar la exquisita organización y puntualidad, la calidad del alojamiento y de las comidas, el buen hacer de Mariano nuestro guía y de Miguel Ángel nuestro conductor. En resumen, la satisfacción general por la experiencia que nos ha deparado el viaje. Intuyo que no exagero si me atrevo a hablar en nombre de todos y felicito a la organización de AUDEMAC por tan hermoso viaje.
(Marcelina Regalado)


4 comentarios:

aurora casarrubios dijo...

Gracias Marce, preciosa y rápida publicación, mejor no se puede hacer.

M. Carmen Blanco Cachafeiro dijo...

Gracias Marce: Como siempre tan eficaz y colaboradora. Al leer tus comentarios del viaje siento que lo vuelvo a revivir. Aprendimos un montón,y lo pasamos genial(incluyendo la tertulia de los cinco a medianoche..) Aunque terminemos este año, no nos dejes porfi

Marce dijo...

Gracias a vosotras por vuestros comentarios.
Sí. Qué bien lo pasamos ¿verdad?

Anónimo dijo...

Me ha parecido un articulo muy interesante. La curiosidad no tiene edad. yo misma con 70 años estoy navegando por internet!!! quien me lo iba a decir!! os envio un enlace a un video de youtube de una iglesia románica que me ha gustado mucho.

espero que os guste. un abrazo.

Maria

http://www.youtube.com/watch?v=ZO9-N87IJnM&feature=related

 

Y DE FONDO...

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